Inaugurará el próximo viernes 5 de agosto con entrada libre y gratuita. En esta ocasión podremos disfrutar de ”Una constelación de imágenes monstruosas”, de Maia Gattás Vargas, ”Rincón Chico” de Delfina Filloy, y ”Recartografiar el mundo” de Fernanda Rege.
La muestra tiene como fecha de apertura el viernes a las 19:30 hs, y estará vigente hasta el 24 de agosto. Podrá ser visitada de lunes a viernes de 10 a 12 y de 16 a 20, y sábados de 16 a 20 hs.
Si querés saber más sobre la obra y las artistas, te acercamos la percepción de cada una de ellas.
Una constelación de imágenes monstruosas. Maia Gattás Vargas
Su cuerpo de obra reflexiona sobre las relaciones entre arte, ciencia, paisaje, naturaleza e historia colonial de la Patagonia argentina, especialmente en la región del lago Nahuel Huapi. La artista busca desintegrar los límites de los archivos documentales y crear ciencias-ficciones.
Lo monstruoso emerge como una categoría estética para comprender la Patagonia, ya no como producto de una mirada cientificista y occidental, basado en el ideal de belleza europea -donde el término adquiría un significado negativo para comprender al territorio y sus habitantes- sino como un concepto potente para pensar cómo los paisajes coloniales pueden dar lugar a territorios decoloniales, que consideren a la monstruosidad, como una afirmación, una positividad.
¿Cómo pueden las, imágenes contemporáneas, dialogar con los pasados de este espacio, con los fantasmas del paisaje, con sus historias truncas, sus proyectos inconclusos?
Rincón Chico. Delfina Filloy
Los lugares que habitamos forman el tejido de nuestras vidas, nuestra memoria y nuestra identidad. Necesitamos estar arraigados a un territorio pero ¿qué pasa cuando se elimina cualquier señal de que tu lugar estuvo habitado? La artista nació en 1989 en Villa Rincón Chico, un pueblo de la Patagonia Argentina que no existe más. Veintinueve años después regresó a caminar sus ruinas que esconden las historias de las diez mil personas que lo habitaron.
Hace cuatro años que su obra gira entorno a la memoria territorial de aquellos sitios que están fuera de los mapas oficiales. Instantes, historias familiares, relatos colectivos, cuerpo patagónico, viento sur, la nostalgia y el desierto: “Hice los primeros experimentos con barro y me rasguñé las rodillas por jugar en la calle. En Rincón Chico conocí la nieve, la tierra y el viento. Rincón Chico es mi identidad. Soy yo y es mi familia. Rincón Chico son las diez mil personas que nacieron, vivieron y crecieron allí. Pero no existe más. ¿Dónde no existe más?”
Recartografiar el mundo. Fernanda Rege
En las obras de Fernanda Rege el mapa surge con el propósito de reverberar en el presente la necesidad de re-cartografiar el territorio, de volver a nombrarlo, establecer otra imagen mental sobre él.
Se da por hecho la objetividad del mapa sin tener en cuenta que se trata de un trabajo de traducción que, formulado bajo un criterio de “objetividad”, obtura el reconocimiento de la representación cartográfica como dispositivo de poder y control. Es la imagen de un mundo desapasionado.
Por fuera de cualquier precisión geográfica, los mapas de Fernanda Rege se presentan como una capa epitelial de memoria que excede lo individual y exhorta a un cuidado colectivo, transversal y expuesto de nuestro medio ambiente.
Su materialización por medio saquitos de té y mate cocido usados nos permiten reflexionar sobre el hacer, sobre lo natural y sobre la aparición de la imagen, ya no desde el control panorámico e implícito de la cartografía moderna y occidental, sino desde su manifestación más fluida y fantasmal. Quizás no se trate de crear ni destruir, sino simplemente transformar.